Naturalmente, los tiempos de hoy al parecer presentan los conflictos de la humanidad de dos formas básicas: las ansias y la aversión. A través del mundo, la vida se ve representada ya sea como un sueño de lujo total, o como la pesadilla más inaceptable de sufrimiento.
El ser humano ansía por naturaleza la sensación que creemos define "la felicidad" - una casa de ensueño, un carro nuevo, una cuenta de banco sin fin, comida cara, experiencias que la clase alta aplaude como estados alternos de la mente en los que el ritual de los psicodélico y lo hippie post-moderno se vende como curación holística y bienestar. Y se venden caro. También el ser humano rechaza todo tipo de sufrimiento ajeno, cualquier cosa que nos distrae del estilo de vida de los dioses (as) - la guerra, la pobreza, la enfermedad, el crimen, el abuso y así abandonamos nuestra responsabilidad social culpando a los demás por las injusticias que vemos y exigimos a quienes mandan que resuelvan nuestros problemas.
La verdad es que ambas realidades existen, y nadie se salva de sentir ansia o aversión en algún momento de la vida, lo cual invariablemente termina en sufrimiento.
La vida en el nuevo milenio ofrece los beneficios de la conexión. Uno puede saber lo que sucede al otro lado del planeta en el mismo instante en el que está sucediendo. Nos acercamos cada vez más a la revelación de las técnicas antiguas y modernas extrasensoriales, y aprendemos más y más sobre la capacidad de los yogis de existir en dos lugares a la vez y viajar en el espacio a través de la maestría del pensamiento y sus partículas sub-atómicas. Por ahora, utilizamos el internet para crecer, aprender y evolucionar. No existe excusa válida para seguir en la ignorancia más que la indulgencia en el placer o el abandono del Ser en las ilusorias negatividad del ser.
Los celos, la envidia, la animosidad, la avaricia, el odio y el pesimismo son patrones de la mente humana. Así como también lo son la amistad, el amor, la compasión la generosidad y las vibraciones positivas. Todos sentimos lo mismo. Es a través de la práctica que nos convertimos en maestros de nosotros mismos, en maestros de nuestra mente. Al observar lo que sentimos, entendemos que motiva nuestras acciones, y abrazamos la oportunidad de escoger qué pensar, decir, o hacer, momento am momento. Bien, eso es la libertad. Es porque existe una idea que une al mundo de hoy - la búsqueda de la felicidad verdadera, la armonía, y la libertad absoluta del sufrimiento - que no hay espacio para el comportamiento obsoleto de la culpa a otros y a uno mismo. Al ir evolucionando, comprendemos que nuestra felicidad no es la responsabilidad de otros, sino nuestra, y que la felicidad de los demás es la tarea de todos y cada uno de nosotros.
¿Cómo sirves al mundo? ¿Cómo puedo servirte yo a ti? ¿Cómo es lo que haces un beneficio a todos los seres vivos? Estas son las preguntas importantes de la vida moderna, porque al final del día no es tu dinero, ni tu casa, ni tu familia, ni tu trabajo, ni tu celebridad, lo que te hace feliz...sino el estado de tu mente.
¿Eres feliz?
Namaste *